¿Qué es la autoestima (y qué no es)?
Cuando se habla de autoestima, muchas veces imaginamos esa idea de «querernos y valorarnos», pero la realidad es más compleja: la autoestima no significa sentirnos bien todo el tiempo ni estar siempre satisfechas/os con cada una de las partes que construyen nuestra identidad.
La autoestima no es algo fijo ni estable. No es un estado, sino un proceso. Se construye (y también se modifica) a lo largo de nuestra vida, a partir de nuestras experiencias, nuestros vínculos, y del contexto en el que vivimos.
¿Cómo podemos fortalecer nuestra autoestima en terapia?
El tratamiento para la autoestima se basa en un proceso terapéutico integral y respetuoso con tu historia y ritmo personal. Utilizamos herramientas de diferentes enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la psicoterapia sistémica y herramientas de regulación emocional y autocompasión.
Una autoestima saludable no significa estar siempre arriba, sino entender que puede fluctuar, mejorando en situaciones y vínculos donde nos sentimos valoradas/os, o bajar cuando atravesamos rechazos, conflictos o situaciones dolorosas. La clave está en acompañarnos en esos altibajos sin exigirnos una perfección emocional que no existe.
Señales que pueden indicar una baja autoestima
A veces, identificar que la raíz del malestar está en una baja autoestima no es sencillo. Estas son algunas señales comunes:
- Dudas constantes sobre lo que haces o quién eres
- Sensación de no ser suficiente, o de que todo lo haces mal
- Dificultad para poner límites o expresar lo que necesitas
- Compararte frecuentemente con otras personas
- Miedo al rechazo o a decepcionar
- Críticas internas muy duras, a veces sin darte cuenta
- Necesidad constante de aprobación externa
Reconocer estos signos es el primer paso para empezar a trabajar tu autoestima en terapia.
Identificando los signos:
1. Explorar la historia y desarrollo de la autoestima
No se trata de hacer una "evaluación clínica", sino de conocerte mejor. Junta/os exploraremos cómo ha sido tu autoestima a lo largo de tu vida: en qué momentos estuvo más alta o más baja, qué situaciones la han fortalecido o debilitado, y cómo el contexto social, familiar y cultural ha influido en cómo te ves a ti misma/o.
3. Fortalecimiento de habilidades emocionales y sociales
La autoestima también se nutre del vínculo con las demás personas. Sentir que podemos comunicarnos, poner límites, mostrarnos tal cual somos, y crear relaciones donde nos sentimos vista/os y escuchado/as, tiene un efecto enorme en nuestra sensación de valía. Por eso, trabajamos también en habilidades que te ayuden a sentirte más segura en lo relacional, a sostener conversaciones difíciles, y a priorizar tus necesidades sin culpa.
2. Identificación y cuestionamiento de creencias limitantes
Muchas veces nos repetimos pensamientos como “no valgo”, “no soy suficiente”, “nunca lo hago bien”… Estas ideas no aparecen porque sí: son el combustible que mantiene encendido el coche de la baja autoestima, y se han ido construyendo a lo largo de tus experiencias.
No se trata de "eliminarlas", pero sí de reflexionar sobre ellas, revisar qué tan reales son, si podríamos ver la situación de otra forma, y permitir que otras ideas, más justas y amables contigo misma/o, puedan ganar espacio.
Una parte clave del trabajo terapéutico es observar cómo te tratas internamente. Si te hablas desde la exigencia, el juicio o la comparación constante, es muy probable que eso influya directamente en lo que piensas sobre el valor que tienes. Aprender a relacionarte contigo desde el respeto, la empatía y el cuidado puede ser un cambio profundamente liberador.
¿Qué beneficios tiene trabajar la autoestima en terapia?
Cuando trabajas en tu autoestima, empiezan a cambiar cosas dentro y fuera de ti. Aquí algunos de esos cambios posibles.
- Confiar con mayor seguridad en tu sensación de valía, incluso en momentos de duda.
- Poder tomar decisiones a pesar del miedo, reconociéndolo, pero sin que te paralice
- Aprender a escucharte y a cuidar lo que necesitas, dando espacio a tu voz interno
- Relacionarte de manera mas saludable, eligiendo vínculos que te nutren y te respetan.
- Sentirte más presente en tu vida, con una conexión más libre, genuina y tranquila contigo
Estos cambios no significan que deje de importarte lo que piensan los demás —somos seres sociales, y es natural que nos afecte—, aunque con el tiempo es posible que esa opinión ocupe un lugar diferente: como una parte más, no como la única guía. Así, tus decisiones pueden ir surgiendo desde un lugar más consciente, donde también tienen espacio lo que tú necesitas, sientes y deseas.
La autoestima no se construye sola: te acompañamos en el camino
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